Monday, March 15, 2010

Enoch / Idris / Primera enseñanza de Enoch

Enoch / Idris / Akhnookh

Este día es Luna, aquí en la tierra.
Los idólatras transforman sus penumbras
invocando tu nombre, Idris, y sin embargo,
te ignoran como el Iniciador.
Encubren tu cabeza pensadora con Ibis
y te suplantan con escribanos de bisutería

A Seshat la rememoran enjoyándola
con vanidades que mientan la fantasía.
Pero la Joya de Tu Palabra es una:
Que haya justicia para que paz la siga.
Es la paz lo que sigue a una vida más pura
y en la rectitud del corazón comienza la justicia.

Entonces sí que vendrá profecía, Idris,
y reconocerán tu Nombre,
Iniciador, Enoch, y te veremos entre las dos columnas,
una de bronce, otra de granito.

En medio de ellas, tal como fuíste y sin mentira,
te veremos y Babilonia sentirá su vergüenza
por olvidarte a medias y, de ese modo, honrarte
porque lo que custodias, entre pilares,
es magia pura y no a un ave de vuelo pasajero
ni a una luna en bruma penumbrosa.

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Primera enseñanza de Enoch

Nahash tiene en el Jardín una de sus niñas más hermosas.
Con un brillo de luna, tatuaje
por Abel le puso en los ojos y es con ojos de bondad
que ella lo mira y es con ojos de deseo
que le busca el aliento.

Aclima es la niña de Venus y la copia de su belleza
está en el paraíso; pero, en la densa materia
de este prado de esplendores, se aclimata
al menor de sus coetáneos, y él no es Qayin,
su hermano, el cazador, recolector de frutos.

Ha preferido a Abel porque él es quien canta
y cría dulces ovejas y conoce los astros y a su hermana
dice: «De Venus es que tienes esplendores».

Qayin, como Marte, es guerrero,
y no es copia del pastor que se aclimita al beso
que ella da de mañana con su luz, ¡oh, linda Aclima!
Es Abel el que dijo primero: «Házme tu esposo,
hermanemos el alma con el sexo
y pediré más soles venusinos
para el Edén, hermana mía».

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Y Abel habló con la Serpiente

Quiero a Aclima, Nahash, tráela
con tu rayo serpentino a mi costilla y que me suba
del os sacrum al monte de su musgo vibrante
y en el mons púbis que se acueste conmigo
y el Hefzibah nos cante con el reposo delicioso del sexo
y venga la reina del Espíritu, toda feraz de energía
y crezca mi nación de regocijo y bendiga el sol
como bendijo al ganado y a la yerba en que yace
y pasta, siglo a siglo, y por generaciones.

Y Nahash escuchó al pastorcillo y le dijo:
«Ya sé que Ella te prefiere y te la ofrezco.
Es la más bella de las hembras
y la copia perfecta de una Imagen
que me traje de Venus: la bajaré a la carne
para que te ofreza críos; aclimata
a Aclima para el clímax del Virgo».

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Y Qayin quiso aclimatarse

En el quehacer de las tibias ondas de sus feromonas,
en el aroma de radiancia de sus manos, no hubo
noche en que Qayin no cayera en embeleso
y se jalara el capullo, como soso o onano
de sus onanismos y, triste remedio a no estar
aclimatado a la energía de ella, la Hermana de Delicia,
no como Abel de aclimatado.

Y sintió celos porque Ella / Bella Aclima
era esquiva y buscaba la otredad del pastor
en el prado. En cotidiana frustración,
Qayin fue a Nahash a pedirla
(aunque ya otra hembra se le había ofrecido).

«Tu esencia es para hembritud marciana»,
dijo Nahash a Qayin y cito: «Existe un orden
y afinidad oportuna, y la Aclimata de delicia
que condicionas y pides no es la tuya.
No desafíes ni disconectes la Fuente alta
que alimento con la Gracia
cuando vinculo los pares perfectos».


En el quehacer de su labor en la llanura,
Qayin halló a su hermano cuando
buscaba el más bello y dulce de sus carneros,
el mejor para Nahash. «Grata será mi ofrenda»,
le dijo a Qayin, y siguió, con gran esmero, buscando.
.
«¿Vas a ofrendarlo vivo o en holocausto de llamas?»
«No. Las llamas que las encienda el Cielo,
nunca mi mano. Yo lito con voz y canto
y el fuego que venga de Nahash».

Y, por estas palabras de Abel, Qayin
se sintió ofendido y, mucho más, porque la mujer
que le prefiere es la que él ha elegido.

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El nacimiento del fraticidio

¿No se pudre la semilla en el hoyo para que nazca
la planta y siga, al germinarse, nueva flor
para la mariposa? Yo cavo el hoyo y ante el fruto
que se pudre, pido magia y nace la planta y el árbol
y siguen, con el proceso, las visitas de pájaros
por el llamado del polen, el aroma, y colores
de las flores que yo he sembrado?

Y tú, Serpiente, ¿prohíbes mi deseo
y apartas la ofrenda de mis clamores
y no te agrada el hoyo que abro ni la cuña
ni cómo clavo el azadón en tierra?

Yo era recolector de frutos caídos y obedecí
que me dijeras: «Siembra... pues bien,
ahora cavo huecos para milagros del campo.
Con vaginas de la tierra, redimo
la magia del Deseo, ¿y me prohíbes la aclimata
de virginal hembritud con Aclima
para darla a mi hermano?

¿Qué tiene él que no tenga yo, qué reparo
me acusas para que no la concedas?
¡Como a la tierra que siembro, la abriré:
será mía! La aclimataré a mi cuerpo
y la salvaré de penas.

La veo jariosamente y no duermo.
Oyendo a aquel que canta en medio de rebaños,
ella se levanta y a él da su compañía.

Y no es justa conmigo. Soy yo con fatiga
quien cavo la tierra y no tengo disfrute.
Abel sólo pasea el asno, apacienta el ganado.

Mi trabajo es más duro y nadie seca mi frente.
Para él, todo se induce a dulces concesiones.
Tú le díste a Aclima, a mí nada me has dado.

No me favoreces, bien sé y hoy es el día del plazo.
O me das clímax con ella, o voy con él, y lo mato.

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Cómo tatuar a un iracundo

Con el deseo de hembra, mido la soberbia
del hombre; cotejo las agresiones
de los enardecidos y distingo a las almas gemelas.
A Abel yo dí el alma gemela que le toca.
A Qayin, otra gemela que aborrece.
Abel dsfruta la otredad de lo que le dí
y el aborrecedor, quiere lo que no le toca.

Por la sangre del hermano que Qayim
derramó yo le quitaré la gemela,
la suya que lo pudo haber hecho feliz.
Tatuaré la tristeza en su alma
y un remordimiento que lo aisle
para siempre.

Enoch, escriba de mi Voz, profetiza:
Para siete generaciones dispongo:
El sello no lo quitaré jamás de su frente.
Pasará a la tribu de los Kenitas
y sus pelos serán rojos como la sangre
y no rubios ni lacios como los abelianos.

Y llamaré Qayim al que mate a su hermano
y repudie el alma gemela de su esposa.
Al que ultraje hembra, sea que le guste
por ramera, o sea que le guste por virtuosa,
sea que le disguste por fea, o sea que le guste por hermosa,
sea que la repruebe por vieja, sea que la admita por núbil
o doncella en plenitud de sus encantos,
Qayim será
y es... Qayim por chulo, proxoneta, qayim
por golpeador, o traficar con blancas,
qayim por feminicida, quayim por desobediente,
qayim, qayim, por los siglos de los siglos,
y escribe, Enoch, papiros en Midrash de árabes,
judíos y persas, malayos y egipcios,
«Que así sea». Amén.

De
Teth, mi serpiente / Indice Revisado

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Las zonas del carácter: Indice revisado /

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